"La creatividad es un fenómeno multifacético". Robert Sternberg.
¡Aja! Por eso dar una sola definición seria anti-creativo,
¿Cierto querido Robert?
En este mundo perpetuamente cambiante la creatividad juega un papel muy importante en lo individual, grupal y social. Pensar creativamente no significa hacerse un nuevo cambio de estilo, saber combinarse los colores de la ropa al vestirse, ser un artista, un buen escritor, realizar una bella obra, tener una buena idea, va mucho más allá.
Pensar CreActivamente y marca la diferencia.
Durante mucho tiempo se consideró a la creatividad un don que sólo poseían algunos privilegiados, pero gracias al avance de la ciencia y a la preocupación de innumerables científicos, esa afirmación ha sido objetada, pues los estudios sobre este potencial confirman que todos los seres humanos poseemos la facultad de crear. Sin embargo, crear una cosa o tener una idea, no es suficiente. Es necesario darle valor a la idea, lo creado debe tener cualidad para solucionar problemas o cubrir necesidades en el otro, en función de mejorar o transformar el entorno, es en ese momento cuando podemos comenzar a hablar de creatividad. Considero, que un producto creativo debe poseer algún rasgo singular o asombroso, no necesariamente tiene que ser original o único. Los mejores inventos fueron inspiración de algo o alguien, por inspiración de la naturaleza o por reinventar algo que ya había sido creado.
El término creatividad, etimológicamente, proviene de la palabra creare, derivada del latín, que significa producir, crear, engendrar. Partiendo desde el punto de vista teológico, el Antiguo Testamento en el Génesis, se lee, “En el principio, Dios creó los cielos y la tierra”, Génesis 1:1, (creatio ex nihilo, haciendo referencia a aquello que se crea a partir de la nada, San Agustín).
Entonces ¿Creatividad sería crear de la nada?
Se vislumbra en teología, entre las primeras aproximaciones, el fuerte peso de lo divino y religioso que puede tener la creatividad, Santo Tomas, definió el término “crear” como traer a la existencia algo de la nada. En el siglo IV, el término creatividad aún no se conocía, más que como algo sobrenatural, el pensamiento creador del hombre como producto de un don especialmente otorgado de carácter divino que se ofrecía por medio de la iluminación (Platón).
A mediados del siglo XVI, el concepto “creatividad” estuvo ligado a la idea de “genio”, característica que se les daba a las personas dotadas. También se asoció a las características que poseían los científicos y artistas (músicos, escultores, pintores). Posteriormente, a finales del siglo XIX se consideraba a la creatividad dentro del desarrollo natural del hombre, asociado a la evolución de las especies, según la teoría científica de Charles Darwin, o como la fuerza de energía cambiante y desencadenante dentro de un fenómeno de expansión, fuerza cósmica asociada al proceso renovador universal, fuerza de acción divina, según la teoría filosófica de Whitehead.
A lo largo de la historia, la creatividad ha pasado del mito a la realidad. De profesar que es sólo un don producto de la fuerza misteriosa de los dioses, a comprender que es fruto de muchos factores y que se produce mediante mecanismos en los cuales interviene lo filosófico, lo biológico, lo psicológico, lo afectivo. Para Tatarkiewicz (1990), la historia de la creatividad ha pasado por cuatro etapas o fases, las que mencionamos para su mejor comprensión.
1. Primera etapa: Caracterizada por la inexistencia del término creatividad. El término creatividad no existía en Filosofía o en la Teología, ni el propio arte durante casi mil años. Mientras que los griegos no tenían manera de nombrar la creatividad, los romanos lo usaban en lenguaje coloquial como sinónimo de padre (creator). Ni los griegos ni los propios artistas hacían cosas nuevas, simplemente imitaban cosas que ya existían en la propia naturaleza, viéndose sujetos a una cantidad de normas y leyes fuera del alcance de la libertad de acción.
2. Segunda etapa: La creatividad venia dada por su uso teológico (expuesta anteriormente). En la Edad Media se da un paso atrás y se incluye a la poesía dentro del arte, el cual estaba encorsetado en el mundo de las destrezas y las normas, lejano al de la creatividad. Con la llegada del Renacimiento se comienza a esbozar las bases de la naturaleza de la creatividad, viéndose más explícito el intento por la búsqueda de la palabra idónea. El término estuvo más ligado al arte y las letras.
3. Tercera etapa: El término se incorpora al leguaje del arte. En el siglo XIX la palabra creator (creador) se convierte en sinónimo de artista, esto facilita que surja el adjetivo creativo y el sustantivo “creatividad” en el mundo del arte, haciendo alusión a los artistas y sus obras.
4. Cuarta etapa de la historia: Se amplía sus miras a toda la cultura humana. En esta etapa se ubica la creatividad en el siglo XX y XXI, la cual está al alcance de todos. Es a partir del siglo XX donde surgen las primeras aproximaciones teóricas sobre el término creatividad, y no sólo se estudia en las artes sino también en las ciencias y su relación con el contexto.
Podemos resumir entonces, que nuestros antecesores consideraban la creatividad como un don de los dioses y que pocas personas poseían. Los niños que tenían un talento particular también eran considerados “genios” o hijos de “dioses”, los artistas, músicos y otras facultades del ser humano podían ser considerados como hechos aislados de unos cuantos locos. Esos locos que ahora son referentes de la historia de la humanidad por nombrar algunos Albert Einstein, Leonardo Da Vinci, Picasso, Van Gogh, Mozart, Marie Curie, Amelia Earhart, entre otros, gente muy creativa, genios, que se atrevieron a pensar diferente, a hacer cosas diferentes y a no dejar a un lado sus pasiones.
Se ha dicho tanto de la creatividad y aún quedan muchos aspectos por resolver. El término tomó profundo interés a partir del pronunciamiento que hizo por primera, vez refiriéndose al término “creatividad”, Paul Guilford como presidente de la Asociación Psicológica Americana en el año 1950, citado por muchos autores y meritoriamente por haber estimulado el estudio sistemático de la creatividad. En su momento, sólo el 2% de los artículos que se publicaban en revistas del ámbito científico, se relacionaban al estudio de la creatividad. Desde entonces, distintas corrientes como el arte, la psicología, la psicometría, la pedagogía y hace algunos años la neurociencia, han puesto su foco de atención en la creatividad. En el siglo XX, la psicología como ciencia de la conducta, asumió la creatividad como un recurso primordial para explicar algunos de los procesos que componen el razonamiento del ser humano. Surgen los postulados sobre el estudio de la creatividad, las primeras aproximaciones psicométricas con la necesidad de medir y constatar la creatividad a través de los test.
"Guilford, abordó el primer estudio de la creatividad desde una aproximación multifactorial. Identificó ocho habilidades relacionadas con la creatividad: fluidez, flexibilidad, originalidad, elaboración, sensibilidad para identificar los problemas, redefinición, análisis y síntesis".
El término se incorpora en el diccionario de la Real Academia Española en 1988, la define como “facultad de crear, capacidad de creación”. Simple y claro, aunque no queda sólo en esa frase.
De forma concreta, se considera importante destacar que la creatividad se ha estudiado y definido desde cuatro enfoques básicos: como proceso (Amabile, 1996; Mac Kinnon, 1978; Majaro, 1976; Mitjáns,1975; Murria, 1981; Pesut, 1990; Powell, 1990; Ramos, 2000; Taylor, 1998; Torrance, 1979, 1990, 1997; Werner, 1967), como producto o resultado (Amabile, 1982; Barron, 1963; Fernández Huerta, 1967; Gervilla, 1980; Romo, 1997), desde el enfoque persona (Cabezas, 1993; Csikszenmihaly, 1998; Garaigordobil y Pérez, 2005; Gardner, 2001; Gervilla, 2003; Monreal, 2000; Romo, 2003; Sousa, 2009; Sternberg y Lubart, 1992; Torrance, 1992), y por último desde el contexto y el ambiente (Csikszentimihaly, 1998; González, 1981; Huidobro, 2002; Rogers, 1987).
"Así de intensa es nuestra CREATIVIDAD así de polifacética".
- Wilmar Muñoz -
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